Biografía
El Doctor Juan Abarca Campal nació el 25 de octubre de 1944 en la localidad salmantina de Ciudad Rodrigo, la antigua ciudad romana de Miróbriga, hecho que despertó su gusto por esa civilización y su legado humanístico, jurídico y social. La situación fronteriza de esa comarca es sinónimo de austeridad y nobleza, adjetivos que marcaron su carácter castellano y que llevó siempre a gala.
Su madre, Clara Campal, una mujer con mayúsculas, decía de él que “era una piedra ‘inlabrable’, inalcanzable a cualquier cantero”. El Dr. Abarca Campal gozó de una infancia feliz en el seno de una familia, de un clan, en el que el apellido Campal lo definía todo, y en el que la lealtad entre sus miembros era la base de la unión, como un hilo invisible que todo lo vertebra.
Fue un niño travieso que tuvo varios accidentes, propios de la edad y que le unieron estrechamente a su primo mayor Ernesto, traumatólogo. Así, este primer acercamiento al mundo sanitario le despertó una clara vocación por sanar a los demás. Además, su educación salesiana y la ascendencia militar de su padre le proporcionó una impronta cristiana y un carácter castrense. El sueño de ambos progenitores porque su vástago se convirtiera en médico y militar le impulsó primero a estudiar la carrera de Medicina y Cirugía en la Universidad de Salamanca, que concluyó con nota de sobresaliente. Terminada la misma se presentó a las oposiciones para Médico Militar del Ejército del Aire, lo que le valió el ingreso en el Cuerpo de Sanidad del Aire siendo lo más relevante de su carrera militar el destino en la Base Aérea de Torrejón de Ardoz, donde mantuvo despacho durante más de 25 años, especializándose en ayudar a sus compañeros pilotos militares.
En este periplo y durante algo más de un año, El Dr. Abarca estuvo destinado en la Base Área de ‘La Virgen del Camino’ de León, donde coincidió con el coronel médico cirujano Dr. Eduardo Navas Concas, que en aquel momento también era jefe del Servicio de Cirugía de la Clínica San Francisco. Su estrecha relación profesional llevó al Dr. Abarca a colaborar con el también en esta clínica privada. Una clínica que muchos años después ha terminado por integrarse en el Grupo HM Hospitales como el Hospital HM San Francisco.
De vuelta a Madrid, el destino que siempre había deseado, entró a formar parte del equipo de Cirugía del Dr. López León en el Hospital Militar del Aire, ubicado en la calle Arturo Soria. En esos años el Dr. Abarca Campal terminó y leyó su tesis doctoral con calificación ‘Cum Laude’ sobre el Dr. Argumosa, cuya vida fue un ejemplo de profesionalidad. En esa época el Dr. Abarca Campal también aprobó las oposiciones de la Seguridad Social, siendo el primer médico militar en desarrollar su especialidad en el seno de esa Institución. Allí, entró a formar parte del equipo del Dr. Fernández de Lis, cirujano de urgencia, y donde encontró a sus grandes amigos.
En este periodo y para compaginar ambas responsabilidades, en las que se dejaba cada día un trocito de sí mismo, necesitó de una gran pasión por su vocación, ya que estas disciplinas solo se entienden en plenitud con una irrenunciable vocación de servicio a los demás.
No contento con ello y buscando la mayor libertad posible en el desempeño de su profesión, que era su gran sueño, se presentó y aprobó las oposiciones de médico-cirujano de ‘cupo’, término con el que se designaba a los cirujanos que podían trabajar de manera independiente. Por fin, lograba ser su propio jefe.
Términos como ‘miedo’, ‘audacia’, ‘tenacidad’ y una ‘fe’ inquebrantable marcaron su carácter de cirujano en estos años y le permitieron cumplir todos sus sueños y marcaron su camino. Hizo de la libertad su bandera: “Medicina en libertad NO. Libertad de la medicina SÍ”. Todo un ejercicio de reflexión y una frase que resume en gran medida su espíritu vital y profesional.
Reputado cirujano y Teniente Coronel del Ejército de Aire, continúa adquiriendo experiencia y recabando el reconocimiento y afecto de sus compañeros de armas y bisturí, destilando humanidad en su faceta asistencial y forjando unos valores que, años más tarde, se materializaron en HM Hospitales y que tendrían en la curación del paciente en situaciones límite una máxima irrenunciable.
En el año 1985 y con la aprobación de la Ley de Incompatibilidades del Personal del Sistema Sanitario de 1984/1986 el Dr. Abarca Campal tuvo que tomar la decisión de no ejercer una de sus dos grandes pasiones. Finalmente se decantó por la profesión médica y, para no tener que renunciar a su carrera militar, en lugar de pasar a la Reserva pidió una Excedencia. No podía decir “no” a ese mundo, el castrense, donde fue tan feliz e hizo tantos amigos.
Su carrera como cirujano proseguía y, especializado en el área de cirugía hepatobiliar y pancreática, sus servicios fueron requeridos por las más altas instancias de la época, lo que le granjeó la consideración personal y profesional en los círculos militares, civiles, sociales, políticos y religiosos de la España de los años 70 y 80.
Fruto de este reconocimiento y de su pasión por la profesión médica, en 1979 fundó las ‘Tertulias Médicas’. Eran sesiones clínicas que, financiadas por él mismo, se convirtieron en un referente entre los profesionales médicos de la época. Estas tertulias se mantuvieron hasta 1992 y como foro de conocimiento servían también para que muchos médicos titulares de pequeñas localidades alejadas de Madrid se pusieran al día y actualizaran conceptos. Este ejercicio de periodismo sanitario le consolidó como una de las voces más autorizadas en el seno de la profesión médica. Ese mismo año se presentó a las elecciones del Colegio de Médicos de Madrid con un novedoso programa en el que se resumía su manera de entender cómo se debía ejercer la profesión médica. Este programa posteriormente se convirtió en el ‘Decálogo de un Hospital’, que, hoy, preside la entrada de todos los hospitales del Grupo HM.
Padre de Carmen, Juan, Elena y Alejandro, se propuso apoyado por su esposa, también médico, la Dra. Carmen Cidón Tamargo, transformar el concepto de sanidad privada existente en España para ir abandonando paulatinamente el carácter hostelero y benéfico que caracterizaba a ese sector en aquella época. Su modelo disruptivo de entender la medicina hoy, 30 años más tarde, sigue totalmente vigente y es un referente por otras compañías a la hora de posibilitar la oferta asistencial más completa y en el que el paciente se sitúa, de verdad, en el centro del sistema y en el que el médico es libre para tomar decisiones, investigar y completar su faceta docente.
Con esta visión transformó el panorama sanitario privado español con la compra en 1988 del antiguo Hospital San Pedro de Madrid. Hoy, más de 30 años después, HM Hospitales es un activo esencial en el Sistema Nacional de Salud y está compuesto por más de 40 centros asistenciales repartidos por Madrid, Galicia, Castilla y León, Castilla La Mancha y Cataluña. Da empleo y sustento a más de 5.000 familias y supera los 4.000 médicos asociados.
En su haber hay decenas de premios otorgados por medios de comunicación, asociaciones profesionales, empresas del sector sanitario y asegurador, aunque sin duda los más reseñables son la ‘Cruz Pro Ecclesia et Pontifice’, concedida por el Papa Juan Pablo II en 2005, el premio Séneca de la Asociación de Periodistas Sanitarios y la Gran Cruz de la Sanidad Madrileña, concedida por la Comunidad de Madrid en reconocimiento a su extraordinaria contribución a favor de la medicina madrileña durante 30 años.
Por otro lado, cabe destacar también que el Dr. Abarca Campal fue reconocido con la Gran Cruz al Mérito Militar. Galardón concedido por salvar la vida a un soldado herido por las aspas de un helicóptero que le provocaron lesiones muy graves en el tórax.
Sus memorias se resumen en el libro ‘Cinco litros de sangre’, donde el Dr. Abarca Campal desgrana su humanismo y vitalidad. Allí da lecciones de vida sobre la organización necesaria de un hospital y de un modelo sostenible para el Sistema Nacional de Salud en el que pública y privada aúnen esfuerzos por y para el paciente y donde se pueda pelear por salvar vidas o aliviar lo máximo cuando esto no sea posible. En este libro, imprescindible para conocer bien su manera de ser, también alude a la siempre complicada faceta de empresario. En ese sentido, siempre remarcaba que “como cirujano había días que no quería ver amanecer por miedo a encontrarme alguna complicación en el enfermo. Como empresario, quería que amaneciese pronto porque todo se podía arreglar”.
El Dr. Abarca Campal también se caracterizó por escribir innumerables artículos de prensa en las principales cabeceras del país en las que siempre defendía la Medicina y a los profesionales médicos. Autor de numerosas publicaciones científicas, se pueden destacar títulos como: ‘Alteraciones de las Proteínas Plasmáticas en la Neoplasias Gástricas’, ‘Estenosis Aórtica’, ‘Telangiectasias hereditarias de colon’, ‘Anomalías quirúrgicas del ángulo de Treitz’, ‘Argumosa: vida y obra quirúrgica’, ‘Valoración de la Técnica D´Or en hernias de esófago’ y ‘Duodenopancreatectomías totales (experiencia personal 11 casos)’. Además, fue miembro de la Sociedad Española de Aparato Digestivo, de la Sociedad Española de Cirugía General y del Colegio Internacional de Cirujanos. Y como gran aficionado taurino, escribió varios artículos reclamando la seguridad en las plazas de toros.
Su filosofía asistencial se resume en el ‘Decálogo de un Hospital’ (al que ya hacíamos referencia en el año 1992), santo y seña de la compañía hasta nuestros días y que engloba su filosofía de vida y empresarial que ha llevado a HM Hospitales a convertirse en uno de los operadores más importantes de la sanidad privada española, y en el que la investigación y la docencia son consideradas partes fundamentales del funcionamiento del Grupo, porque los profesionales médicos no están completos si no tienen estas dos premisas.
En el año 2.000 el Dr. Abarca fue diagnosticado de la Enfermedad de Parkinson. Enfermedad con la que continuó trabajando hasta la inauguración en 2014 del Hospital Universitario HM Puerta del Sur y del Centro Integral de Neurociencias AC, HM CINAC.
Ya en 2.012 cuando fue padrino de la primera promoción de graduados en Medicina en HM Hospitales y en palabras dedicadas a sus nuevos compañeros de profesión les dijo: ‘les exhorto a amar y defender la vida pese a toda limitación o enfermedad’.
Hipocrático en todo su entender la profesión médica, en HM Hospitales el ‘Juramento Hipocrático’ preside junto al ‘Decálogo de un Hospital’ todos los centros con los que el grupo hospitalario cuenta en la actualidad.
Todo lo demás sobre su vida está escrito…